viernes, 24 de julio de 2015

15. Sophie (parte 1) - Eclipse solar

Mi hermano estaba muy confundido. Cuando disolvimos el espíritu que al parecer se había apoderado de él, él se acordaba de todo pero como si lo hubiera visto desde fuera. Como si no fuera él, o eso me contó. 
Intenté hablar con él pero en el mismo momento que pudo andar, se marchó a su habitación. Le seguí corriendo, ignorando la herida de mi brazo, pero por mucho que aporreara la puerta no me iba a dejar pasar.

Al final Kevin me alcanzó.
-Sophie, ¿toda esa sangre es tuya? -señaló mi brazo, que yo solo había notado pegajoso, pero aún sangraba un poco.
-No se, eso creo.
Le echamos un ultimo vistazo a la puerta de mi hermano y me guió hasta donde Lucy hablaba con Killian. Al parecer Syracus también había decidido encerrarse.
Al dia siguente, volví a plantarme delante de la habitación de Derek. Estaba dispuesta a hablar con el sí o sí.
- Hermano, ¡déjame entrar! -supliqué sin conseguir respuesta- Derek, ¡venga! tenemos que hablar.
Vi a Kevin esperando al final del pasillo. Negué en señal de rendición, y él puso los ojos en blanco y se fue. En realidad Kevin pensaba que era debido al mal espíritu por lo que no quería salir pero yo sabía la verdad.
Decidí intentarlo una vez más.
- Derek, soy tu hermana. Pensaba que confiabas más en mí.
Suspiré una última vez y me di por vencida. Iba a seguir a Kevin por el pasillo sintiéndome totalmente derrotada, hasta que escuché la puerta chirriar.
Por fin, mi hermano había decidido hablar conmigo.
- ¿De qué quieres hablar? -me dijo toscamente.
- Oh, no lo sé, Derek. Tal vez del hecho de que estás enamorado de tu mejor amigo.
- Ya, y ya sé lo que piensas al respecto. Puedes... No sé, sentirte todo lo dolida o enfadada que quieras, puedes odiarme pero eso no cambiará nada.
Me quedé perpleja. ¿De verdad pensaba que...?
- Sí, Derek. Estoy dolida. Estoy dolida porque no has confiado la suficiente en mí como para contármelo.
Levantó la vista para mirarme fijamente, así que me senté en la cama junto a él.
- Derek, eres mi hermano y por mucho que me enfades a veces, te quiero. Jamás podría odiarte, y mucho menos por algo como esto.
Entonces se inclinó para abrazarme.
Hablamos un buen rato más, pero por primera vez sentía que mi hermano se estaba abriendo a mí.



Cuando Syracus volvió al mundo de los mortales, por así decirlo, había pasado mucho tiempo. Tras la llegada de esa vampiresa estaba claro que, por desgracia, nuestro escondite había dejado de ser completamente seguro. Además, todavía teníamos que encontrarnos con el rey William, así que tendríamos que salir.
Por ello nos reunimos todos alrededor de la mesa mientras desayunábamos, para solucionar el pequeño problema por en cual Syracus no podía ver la luz y los demás chicos no podían salir de noche sin transformarse.
- ¿No podrías controlarnos? -sugirió Killian mientras esperaba a que se enfriara la infusión- Como hiciste la ultima vez.
- No estoy seguro - frunció en ceño- Para empezar, no controlo muy bien mis nuevas habilidades. Y además, controlar a tres a la vez... Va a ser muy difícil. Y por supuesto está el tema de que no me hace nada de gracia infiltrarme en vuestra mente, y dudo mucho de que a vosotros os guste.
- Vale... ¿Y no podríamos intentar que tú pudieras viajar durante el día? -pregunto Lucy.
- Eso es mas fácil. Puedo ir en la sombra o algo así.
- Pero eso nos sigue dejando el problema de la noche, claro -suspiró Derek.
Mi cabeza no dejaba de dar vueltas a una pequeña idea...
- Y si... ¿Y si Tommy nos ayudara en ese momento?
- ¿A qué te refieres, Soph?
- Pues que lo que les afecta a los chicos es la luna, la oscuridad. Si Tommy les ilumina con su luz... ¿podría funcionar?
No nos quedó más remedio que probarlo. Teníamos que llegar lo antes posible al castillo del rey William si es que todavía nos esperaba allí.
Ese mismo día cogimos el carro y al amanecer, Cus se puso a salvo de la luz en la parte cubierta. Durante todo el día, apenas descansamos. Sinceramente, después de la última vez que viajamos de esa forma, estaba un poco asustada de lo fuera a pasar. Supongo que Kevin debió de notar mi preocupación porque se acercó a mí y me pasó un brazo por los hombros, acercándome a el.
Pero el sol se estaba poniendo y no podía evitar recordar lo que había pasado aquella noche tiempo atrás.


Se hizo de noche. Por el momento, Tommy lo tenia todo controlado, aunque debía de estar gastando mucha energía. Solo necesitábamos un poco mas de tiempo. Solo unos minutos para llegar...
Ya estábamos muy cerca del castillo. O eso decía Syracus que llevaba los caballos porque había tal niebla que no veíamos nada. Pero Tommy comenzaba a estar agitado, después de todo su magia no era ilimitada.
Syracus espoleó a los caballos para que fueran más deprisa. La luz de Tommy era ahora intermitente, y los chicos estaban comenzando su transformacion.
Por lo menos la puerta al patio del castillo estaba abierta. Tommy lo único que estaba consiguiendo era ralentizar su transformación pero no cabía duda de que pronto serian bestias irracionales.
Las chicas, Syracus y yo nos bajamos rápidamente. El joven vampiro intentaba controlarles, hablando de forma pacifica y pausada pero no funcionaba demasiado bien. Cuando les mire, tenían una mirada fría y salvaje.
Alby y Lucy estaban ya aporreando las puertas para que el rey William nos recibiera.
Dejé a los chicos y me uní a ellas, haciendo todo el ruido posible. Algunos guardias habían salido a intentar detenernos pero ya se habían fijado en lo que sucedía en el carro y no se atrevían a acercarse demasiado.
- ¡¿Se puede saber qué son estos escándalos?! - el Rey William por fin se asomó de una de las infinitas ventanas de aquel castillo tan enorme.
Primero nos miró a nosotras que éramos las que hacíamos ruido y finalmente en nuestro carro, donde la luz de Tommy se había apagado, y el pequeño estaba sentado, agarrándose el estomago con todas sus fuerzas. Ahora lo único que detenía a los chicos eran los poderes de Cus, y no sabíamos cuánto tiempo iba a aguantar, pues estos ya se habían transformado del todo.
El rey masculló y acto seguido les dijo a sus guardias que abrieran las puertas.
Pronto el rey William, en sus pijamas reales, estaba ante nosotros, y le indicaba a Syracus que le siguiera y que ordenara a los chicos lo mismo.
El rey William los encerró en el sótano gracias a Syracus. Una vez cerró la puerta con magia, los ojos de Syracus pasaron a ser normales otra vez. Se le veía agotado, igual que Tommy. Los chicos, por el contrario, parecieron obtener nuevas energías. Nunca se habían transformado de forma tan descontrolada como ahora.
- Veo que habéis traído nuevos... Amigos.
- Si, Syracus, Killian y Tommy nos salvaron la vida cuando nos dirigimos hacia el Palacete.
- Oh, es bueno saberlo. Pensé que habíais muerto por el camino, igual que vuestro otro amigo.
Se me encogió el corazón al pensar en Max.
- Supongo que vuestros amigos querrán descansar. Haré que preparen una habitación. Mientras tanto, aprovechando que me habéis desvelado, y que estáis vivas os tengo que enseñar una cosa.
Nos guió a través de los pasillos únicamente iluminados por antorchas. A medio camino un guardia llegó, acompañado de Tommy que venía medio dormido. Nos detuvimos frente a una habitación y allí dejamos a los chicos. Syracus quería venir con nosotras pero estaba tan cansado que no opuso mucha resistencia cuando Lucy le dijo que no se preocupara y que descansara.
Si no hubiera sido por la situación tan estresante que acabábamos de pasar hubiera sido divertido ver al rey en pijama y con gorro de dormir, todo despeinado.
Finalmente seguimos al Rey hasta una habitación en uno de los torreones.
- Bienvenidas a mi torreón de astronimia.
- Majestad, ¿por que nos ha traído aquí? -pregunto Alby.
El rey William jugueteó con unas palancas hasta accionar unos mecanismos, mostrándonos lo que vendría a ser nuestro sistema planetario.
- Dentro de unos días dará lugar uno de los mas bellos fenómenos astronómicos en nuestro mundo: un eclipse solar.
Accionó otra palanca y nuestra luna ocultó el sol.
- Por desgracia, los poderes de los dotados se alimentan de luz. Y los poderes de mi hermano aumentarán en la misma proporción en la que los vuestros disminuirán durante la duración del mismo. Así pues estoy casi seguro de lo que mi hermano intentará con sus poderes magnificados. Puesto que es un nigromante intentará no solo convocar, sino resucitar a uno de los más antiguos males de este mundo, un mago malvado aun más poderoso que él. Es entonces donde intervenís vosotras. -hizo una pausa para mirarnos una por una- Necesito que volváis al reino de mi hermano y derrotéis a Nim antes de que resucite a nadie. Y solo quedan cinco días para que se produzca el eclipse solar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario