domingo, 14 de diciembre de 2014

5. Lucy - Los lobos

Corrimos y corrimos a través de la espesa capa de nieve. Los lobos nos iban a dar alcance de un momento a otro, estaba segura. La adrenalina recorría mis venas incesantemente. Lo único que deseaba era salir ya de aquel bosque. Como mencioné antes, había todo tipo de criaturas: buenas como los "Fates", y malas como aquellos malditos lobos. Uno de ellos se iba a abalanzar sobre Kevin cuando de la mano de Sophie salió disparado un torrente de fuego que lo mínimo que le podría causar al lobo era una severa úlcera. Estalló en fuegos artificiales.




Cuando llegamos a mi casa, Max y Alby nos estaban ya esperando. Freya les había dejado pasar y se encontraban todos en el salón principal. En cuanto vio a Sophie, su rostro se iluminó y fue a abrazarla.
Las dos se abrazaron efusivamente. Os estaréis preguntando cómo es que se conocían y tenían tanta confianza. Pues bien, uno de los días previos a la muerte del antiguo rey, mi institutriz nos pilló a Sophie y a mí haciendo magia en nuestra habitación. Pensamos que no habría nadie en casa. Obviamente, no fue así. El caso es que Freya también era una Dotada (así es como nos llamábamos) y podía curar casi cualquier herida supeficial bastante bien. Su don era asombroso, así que en cuanto se separaron hablé con Freya.
- Lucy, ¿qué os ha pasado ahí afuera?
- Unos lobos nos atacaron, pero estamos todos bien.
- ¿Cómo eran aquellos lobos?
- Pues... lobos, no sabría decirte. Negros y enfurecidos.
-¿Te fijaste en si tenían una pequeña marca, así como un pequeño remolino blanco en la frente?
- Pues... ahora que lo dices puede. ¿Por qué Freya?¿Qué sabes?- Le pregunté.
Me cogió del brazo y me llevó hasta un pasillo bastante alejadas de los demás.
- Lucy, esos lobos son los protectores del bosque. Ni a los humanos ni a los Dotados no se atreven a tocar.
- P-pero a nosotros nos... - Un pensamiento fugaz cruzó mi mente. ¿Nos habían atacado realmente a Sophie y a mí o solo a los...?
- Veo que ya sabes de lo que estoy hablando. Lucy, esos dos chicos, ¿de dónde han salido?
- Uno de ellos es el hermano de Sophie y el otro es un amigo suyo.
- Aquí hay algo que no encaja. Lucy, llévales a las habitaciones del pasillo de las alfombras y esperadme allí todos. No salgáis de casa bajo ningún concepto. Si no vuelvo en tres horas, corred a hablar con el rey y contadle lo mismo que me acabas de decir, ¿te ha quedado claro?
- S-sí, pero Freya no acabo de entender lo que...
No me dejó terminar lo que tenía que decirle. Se marchó corriendo y dejó el trapo que llevaba en la mano sobre una de las mesas del comedor. Intenté perseguirla pero fue en vano. Entonces me dirigí hacia el salón.
-¡Lucy por fin! ¿Qué ha pasado? - Me preguntó mi amiga Alby.
- Nada, Freya ha tenido que ausentarse durante unos momentos, pero en seguida regresará. Venid, os llevaré hasta vuestras habitaciones.
Les guié hacia ellas rápidamente y cuando les estaba llevando algunas mantas, el timbre sonó.  Dejé a Sophie y a Alby tumbadas sobre sus respectivas camas y fui a ver quién había llamado. Mi institutriz me dijo que no nos moviésemos de allí, no que no abriésemos a nadie. De todas formas, no creo que fuese nadie importante a esas horas, estaba a punto de anochecer ya.
Abrí la puerta y descubrí que era Rick, el hijo de un antiguo amigo de la familia. Venía de vez en cuando a ver qué tal nos encontrábamos, y a ayudarme con las clases de piano. Creo que tenía nuestra edad, pero no estaba segura, nunca había estado con él el tiempo suficiente como para preguntárselo.
- ¡Rick!- Exclamé. Un poco inoportuno la verdad.
- Lucy, ¿qué tal? ¿Puedo entrar?
- Esto... sí, claro.- Me aparté de la puerta para que entrase y cerré cuando hubo pasado.
Me crucé de brazos y agaché la mirada. Rick era bastante alto y muy delgado, con algunas pecas en la cara y unos redondos ojos castaño claro.Tenía una nariz muy simpática, con la punta empinada. Llevaba puesta una capa negra que se estaba intentando quitar en ese momento.
Entonces la puerta explotó y salimos por los aires. Caímos al otro lado del pasillo. Intenté levantarme no sin pesadumbre y con un zumbido incesante en mis oídos debido a la explosión.
-¡Rick! ¿Estás bien?- Asintió con la cabeza y le ayudé a levantarse. ¿Qué demonios había sucedido?
En ese momento, aparecieron tres hombres sosteniendo a Freya de los brazos mientras ella sollozaba débilmente. Un cuarto se presenció en el pasillo sosteniendo una daga. Me sonrió y acto seguido se la clavó en el cuello a Freya.

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