sábado, 18 de octubre de 2014

4. Sophie - Armadillo

No sé cómo Derek y Kevin podían estar tan tranquilos. Desde que amaneció, yo estaba simplemente de los nervios. No digamos ya cuando llegamos a la muralla. Estaba segura de que nos descubrirían y sería por mi culpa. Para empezar, me sudaban las manos, tanto que Derek tuvo que coger las riendas de los caballos que tiraban de nuestra carreta. Además, según nos acercábamos a la muralla, yo empezaba a temblar de emoción mientras Kevin y Derek hablaban tranquilamente.
Después de una media hora eterna, llegamos a la muralla fronteriza. Había poca gente haciendo cola para salir, pero estuvimos mucho tiempo esperando. Los guardias registraban cada carreta y a cada persona exhaustivamente.



Cuando salimos de la muralla, ya pude relajarme. A partir de ese momento todo debería haber sido fácil. Seguir el sendero, pasar por el bosque nevado y encontrarnos con Lucy. Pero no lo fue.
A mediados de camino, anocheció. Debido a que no conocíamos la zona decidimos parar en un claro a descansar. Insistí en hacer turnos, pero finalmente la discusión la gano Derek (como siempre) y me dijeron que me acostara.
Un poco antes del amanecer, me medio desperté. Había escuchado unos ruidos algo sospechosos. Mire alrededor, pero solo había oscuridad. Volví a tumbarme y sentí una respiración a mi lado, supuse que era uno de los chicos. Y, entonces, antes de volver a cerrar los ojos, escuche un aullido desgarrador.
Me incorpore de golpe, e intente iluminar los alrededores con una pequeña llama en la palma de mi mano. No vi nada raro, solo árboles y nieve inmaculada. Kevin estaba a mi lado y mi hermano… mi hermano.
-        -¡Kevin, Kevin, despierta! –susurraba mientras le zarandeaba.
-        -  Ay, ¿qué pasa?
-        -  He escuchado ruidos por ahí.
-        -Es el bosque, vuélvete a dormir.
-        -  Y Derek no está.
Aquella frase termino de despertarlo.
-          -¿Cómo que no está?
-          -Pues eso. No le veo por ningún sitio.
-          -Vale. Quédate aquí a lo mejor vuelve.
-          -¿Qué? Soy yo quien ha visto que no estaba.
-         - Escúchame, ahora mismo no sabemos lo que hay fuera. Volveré en diez minutos, y si no esperaremos a que haya suficiente luz para poder ir a buscarlo.
-         - Me da igual lo que haya fuera. Además, sin mí no podrás ver nada. No tienes nada con lo que hacer fuego.
-          -No. Lo siento, pero no.
Antes de que pudiera siquiera replicar, se marchó dejándome sola. Claramente, no iba a quedarme allí esperando a que volviera. En serio, ¿por qué pensaban que iba a hacer lo que ellos me dijeran?
Tras escuchar a Kevin marcharse, me levante y me dirigí en sentido contrario. A los pocos metros decidí iluminar el camino, porque entre las raíces y las ramas bajas me tropezaban más que andaba. Y cuando ilumine el camino, descubrí unas prendas de ropa desgarradas creando un camino hacia la espesura.
Me acerque y puede confirmar que eran las de mi hermano. Y a unos metros volví a escuchar aullidos extraños, pero cada vez más lejos.
Me encamine hacia ellos, al principio iluminando el camino con fuego, pero como no había nubes, al cabo de un tiempo no hizo falta.
Los aullidos habían parado. La verdad, no estaba muy segura de si debía seguir. Seguramente Kevin ya habría encontrado a Derek, y estarían esperándome. O peor aún, habrían salido a buscarme.
-          -Mira que eres cansina - una voz a mi espalda me hizo gritar, y cuando me volví, era Kevin tirando del carro.
-          -No vuelvas… a hacer…eso… ¡Me has asustado! –conteste, recuperando el aliento. ¿Pero a quien se le ocurre sorprender a alguien de esa forma en el bosque?
-          -Tú sí que me has asustado. Se supone que te ibas a quedar cuidando el carro.
-         - Lo siento, mala suerte, pero iba por buen camino. He encontrado la ropa de Derek destrozada. ¿No le has encontrado, cierto? –de repente, todo el enfado que había sentido hace unos segundos se convirtió en preocupación por Derek.
-          -Eh, tranquila –su expresión se suavizo y me abrazo.
Parpadee para ahuyentar las lágrimas, y cuando me tranquilice continuamos por el mismo camino. Ya había amanecido.
-          -A todo esto… ¿Dónde está el caballo? –pregunte.
-          -Supongo que debió escapar. Se asustaría con los aullidos.
Genial. Una cosa más de la que preocuparnos.
-         - Podríamos gritar la palabra secreta.
-          -No pienso gritar “armadillo” sabiendo que hay una bestia cerca, Kevin.
-          -Bueno, ya no se escuchan aullidos. No hemos encontrado nada más, desde que nos encontramos. Además, ¿no crees que si la bestia nos hubiera querido hacer daño, ya lo habría hecho?
-         - Está bien… ¡¡ARMADILLO!! –grite todo lo alto que pude.
  Escasos segundos después vi a mi amiga, y una figura entre los arbustos. Me acerque para abrazarla, y de pronto reconocí al chico del arbusto. Llevaba el abrigo que supuse, seria de Lucy, y parecía bastante incomodo. ¿Como había llegado Derek a esa situación?
  -  ¡Te hemos encontrado! ¿Se puede saber qué narices hacías aquí y... así? - la verdad, parecia que ni el mismo lo sabia así que decidí dejarlo para luego. Presente a mi hermano a Lucy y viceversa.


  Lucy y yo nos pusimos al día sobre nuestras vidas. Había pasado demasiado tiempo desde que hablaban, y me encantaba volver a tenerla cerca. Me hablo sobre Alby, y sobre la llegada de Max, etc. Los chicos iban detrás, Derek se habia puesto su ropa de repuesto, aunque no es que se viera muy cómodo. Kevin intentaba animarle.

Estábamos saliendo del Bosque Chispeante. Casi podía oler las chimeneas del pueblo. Pensaba tomar un buen chocolate caliente, quizás descansar un poco y luego dirigirnos al palacio y pedir una audiencia con el Rey.
Creo que todos estábamos tan ensimismados en lo que haríamos al llegar que no nos dimos cuenta de las sombras que se movían a nuestro alrededor... hasta que fue demasiado tarde.
Sin darnos cuenta, una manada de lobos con el pelaje negro nos había rodeado.
  - Mierda -murmuro mi hermano.
- - No hagáis movimientos bruscos -decia Kevin.
  - Son lobos negros. Aunque no nos movamos, nos atacaran -contesto Lucy.
   Como si aquella palabra les hubiera dado poder, se abalanzaron sobre nosotros. Derek y Kevin, que llevaban sus armas encima, no dudaron en rajar a unos cuantos al instante. Lucy y yo, que íbamos completamente desarmadas, no tuvimos otra opción que utilizar nuestros poderes. Ella lanzo agua a tanta presión que no se como mas de alguno no acabo partido por la mitad. Mientras tanto, yo utilizaba mi fuego para intentar cocinar lobo asado.
  El problema es que a los lobos no parecía afectarles demasiado los ataques de las espadas. Solo respondían antes nuestros ataques mágicos, pero Lucy y yo solas no dábamos a basto.
  - Tenemos que huir -grito mi hermano.
  - Pero nos perseguirán -conteste en el mismo tono.
  - ¡No podemos hacer otra cosa!
 Así que a la de tres, abandonamos el carro, con el cargamento dentro, y corrimos para intentar llegar de una pieza al pueblo.
  Los lobos nos persiguieron hasta la entrada del pueblo, donde retrocedieron y finalmente se fueron. Cuando recuperamos el aliento, ignore la mirada que me estaba echando Derek y deje que Lucy nos guiara hasta su casa.

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